Verde brota de los contentos árboles.
Vida nace de las hojas del abeto.
El color vivo invade las tristezas mortales
de su feo color compañero.
Rosa roja de afiladas espinas.
Te alzas maravillosa
ante la mediocridad de la yerba.
Tu belleza ilumina
la mañana hermosa
cuando escribe el poeta.
Flor hermosa, eres la mejor prueba
de que existe la vida, la primavera.
Tu rojo luminoso,
crea en mi corazón solo
sangre jovial y fresca.
Y tus preciosos pétalos,
nuestros labios perfectos.
Besándonos con la suave música
que generan los versos
de una canción amorosa, ilusa.
Y tu preciosa luna.
Ella exhibe sus alegres diamantes.
Y yo, su esclavo amante
mezclo mi cuerpo con su esencia pura.
Pero guardas la trampa,
los mortíferos pinchos
que esperan escondidos
a los ingenuos que aman.
La vida y la muerte eres.
Amor y desamparo.
Felices haces a los solitarios.
A cambio, sus almas bebes.
Eres la noche y el día.
Las olas que mueren contra las rocas.
Acaricio tus pétalos y espinas
pues te amo, rosa roja.
Quiero cambiar el fondo y el color de las letras de mi poema y no me deja
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