Un día decidí contarme la verdad.
Que ya no tengo alas,
que no todas las rosas huelen
y que algunas me dan alergia
que los padres ya no son un blindaje
que ser novato no es una escusa
que las rubias no son oro
que los días pasan fugaces
que siguen doliendo las cicatrices
que este suelo tiene clavos
y voy sin sandalias
que al final del túnel
aunque antes no se veía
está la muerte con los brazos abiertos...
¡COÑO! que estás madurando
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